¿Qué es?
El lupus es una enfermedad autoinmune, que significa que se produce una alteración en la respuesta inmunológica del organismo, de manera que éste ataca a sus propias células. El término lupus viene de «lobo» en latín, y describe las lesiones faciales que recuerdan a la mordedura del lobo.
Existen cuatro tipos:
- Lupus Eritematoso Cutáneo, que solo afecta a la piel.
- Lupus Eritematoso Sistémico (LES), que ataca a muchos órganos en el organismo.
- Lupus Inducido por Medicamentos.
- Lupus Neonatal, que es una afectación rara en el feto y recién nacido.
¿Por qué se produce?
Existen diferentes factores que participan en la etiología del LES. Se han implicado factores hormonales, genéticos, ambientales y químicos, que conducen a una alteración del sistema inmunitario que desencadena una respuesta de autorreactividad frente a las propias estructuras del organismo.
Hasta hace pocos años el LES era considerado una enfermedad muy rara, pero en la actualidad es una enfermedad de diagnóstico relativamente frecuente. Así, la incidencia anual en Europa oscila entre 3,8 y 5,8 casos/100.000 habitantes.
La enfermedad tiene una evolución crónica y cursa con periodos de actividad y remisión. Existen diversas causas que desencadenan su comienzo o exacerbación, como las infecciones, las intervenciones quirúrgicas, la exposición solar, la toma de anticonceptivos estrogénicos o el aborto.
¿Qué síntomas tiene?
Las manifestaciones clínicas articulares son las más frecuentes, seguidas de las cutáneas y hematológicas. También puede haber clínica neuropsiquiátrica, cardiovascular, pulmonar, renal o gastrointestinal. La afectación renal constituye la principal causa de morbilidad y mortalidad en los pacientes con lupus.
En general, los síntomas más frecuentes son: fiebre persistente por encima de los 38 grados, fatiga extrema prolongada, anorexia y pérdida de peso, dolor e inflamación de articulaciones, erupciones cutáneas, incluyendo las alas de mariposa en pómulos y nariz, dolor en el pecho al respirar, anemia, sensibilidad al sol o a la luz ultravioleta, pérdida del cabello, problemas de coagulación sanguínea, úlceras bucales o nasales duraderas. Pueden existir complicaciones como nefropatía, insuficiencia renal, afectación de la retina, pericarditis y pleuritis.
¿Cómo se trata?
La mejoría del pronóstico de los pacientes con lupus es debida en parte a la introducción de fármacos antiinflamatorios (AINES y glucocorticoides), inmunodepresores e inmunomoduladores. Con el tratamiento disponible actualmente se consigue controlar razonablemente la enfermedad.
Como medidas de soporte general, debe recomendarse evitar la exposición a los rayos ultravioleta en los enfermos con fotosensibilidad, no tomar fármacos con capacidad de desencadenar nuevos brotes y prestar atención a las situaciones que pueden reactivar la enfermedad (embarazo, infecciones, aborto, intervenciones quirúrgicas). Durante los brotes es imprescindible guardar reposo pero una vez superado, es posible llevar una vida normal.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos, así como en la educación en la salud.