Artículo publicado en el Especial del Día Mundial de la Salud de El Periódico de Aragón:
Para muchos son los grandes desconocidos de esta crisis sanitaria, pero desde el principio los farmacéuticos han estado en los puntos más críticos de la pandemia, realizando las pruebas del virus, garantizando la producción, distribución y dispensación de medicamentos, investigando o educando a la población. Una labor desarrollada desde centros de salud, hospitales, laboratorios de análisis clínicos, universidades… o desde las 500 farmacias de la provincia.
Así, por ejemplo, los farmacéuticos hospitalarios han trabajado en la validación de las prescripciones, en la actualización de los protocolos de tratamientos a medida que se iban generando nuevas evidencias científicas, se han realizado dosificaciones individuales ante los desabastecimientos y han colaborado en la actividad investigadora de los hospitales.
Por otro lado, los farmacéuticos de Salud Pública han apoyado a los equipos de vigilancia epidemiológica, elaborando recomendaciones de confinamiento domiciliario y estudiando los casos positivos y sus contactos. Ana Clavería, vocal de Farmacéuticos de la Administración Pública, recuerda cómo se involucró la profesión en las visitas a las residencias para prevenir la aparición de nuevos casos y brotes.
El papel de los farmacéuticos especialistas de laboratorios clínicos también ha sido clave. Además de las pruebas diagnósticas microbiológicas de detección del ARN del virus, cultivo del virus y detección de anticuerpos, se han diseñado perfiles de determinaciones bioquímicas que han ayudado a predecir el riesgo y la evolución de la enfermedad hacia formas más severas. A su vez, como nexo entre las instituciones sanitarias, la Industria y la Farmacia Comunitaria, desde la Distribución se ha hecho posible que los ciudadanos tuvieran acceso rápido a todos los medicamentos en cualquier punto del territorio.
Finalmente, desde la Farmacia Comunitaria se han gestionado las necesidades de la ciudadanía y se han aplicado desde el primer momento medidas excepcionales para descongestionar el sistema sanitario, tanto en las grandes ciudades como en las farmacias de las zonas más despobladas. Así lo cuenta el farmacéutico de La Joyosa, Enrique Eguizábal: «La farmacia rural ha ofrecido una continuidad asistencial impecable, aportando una cercanía, un compromiso y una especial sensibilidad con los grupos más vulnerables».
Suministro de medicamentos
En el ámbito de la Industria, por otro lado, se ha asegurado el suministro de los medicamentos tanto de los esenciales utilizados en hospitales y las UCI, como de los dispensados desde las oficinas de farmacias; y se ha participado activamente en la investigación de los potenciales medicamentos disponibles o vacunas, y en su posterior fabricación a escala mundial.
Además, los farmacéuticos también han colaborado durante la pandemia en la formación de profesionales sanitarios. Como recuerda la presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, Raquel García, «No importa lo que dure esta batalla, los farmacéuticos, como sanitarios y como profesionales cercanos y de confianza, vamos a seguir en primera línea contra la pandemia, al pie del cañón».
Apoyo de las Cortes de Aragón
El pasado 19 de marzo, las Cortes de Aragón aprobaron por unanimidad instar al Gobierno a considerar a la farmacia rural como establecimiento básico de carácter social y sanitario, apoyando a la misma y dotándola de mecanismos de comunicación y trabajo con los distintos ayuntamientos, comarcas y diputaciones provinciales del territorio, a fin de posibilitar el estudio, valoración, y apoyo de cuantas medidas estimen necesarias poner en marcha para proteger la labor que esas farmacias desempeñan en los ámbitos rurales.
Por ello, el Consejo Autonómico de Colegios de Farmacéuticos de Aragón valora positivamente este acuerdo apoyado por todas las fuerzas políticas para preservar las farmacias del medio rural, pero pide medidas concretas que garanticen la sostenibilidad de estas farmacias. La profesión solicita «pasar de las palabras a la acción y tomar medidas reales que aseguren su viabilidad. Estas farmacias rurales deben ser sostenibles para seguir desarrollando servicios asistenciales y sociales, como se ha puesto de manifiesto durante la pandemia».