En el momento de abordar la dependencia al alcohol, la primera consideración es definir ambos términos: alcohol y dependencia.
- ¿Qué es el alcohol? Parece claro que todos conocemos lo que es el alcohol y lo que es una bebida alcohólica; una bebida alcohólica es aquella que tiene un contenido menor (bebidas fermentadas) o mayor (bebidas destiladas) de alcohol en su composición.
- Por otro lado, ¿a que hace referencia el término dependencia?, si se considera el proceso adictivo como un continuum, el uso no patológico se sitúa en un extremo, mientras que la dependencia estaría en el extremo contrario (uso-abuso-dependencia); así pues, la dependencia hace referencia al conjunto de manifestaciones (fisiológicas, comportamentales y cognitivas), en las cuales el consumo de una sustancia adquiere la máxima prioridad para el sujeto. La manifestación característica de la dependencia es el deseo (intenso o incluso insuperable) de consumir la sustancia adictiva.
El alcohol tiene la capacidad de producir dependencia cuando se consume de forma continuada, incrementándose el riesgo cuando el consumo comienza en la adolescencia y primeras etapas de la juventud.
El consumo nocivo de bebidas alcohólicas, es un problema mundial, que pone en riesgo el desarrollo personal y social; es la causa de más de 2,5 millones de muertes al año; además produce daños a nivel físico, a nivel psíquico y a nivel social: maltrato, violencia, accidentes, absentismo laboral, etc.
Se considera que ocupa el tercer lugar entre los factores de riesgo de morbilidad, tras el tabaco y la hipertensión. Además de ser capaz de producir y/o agravar hasta 60 enfermedades y ser capaz de producir trastornos mentales, tanto en individuos dependientes, como en individuos que realizan un consumo excesivo.
En los últimos años ha emergido una forma de beber de forma intermitente, en atracón (“botellón”), concentrando elevados consumos en pocas horas; que se caracteriza por picos de incidencia entre adolescentes y jóvenes de ambos sexos, de forma abusiva y con escasa percepción de riesgo. Esta conducta es especialmente peligrosa, no solo para el desarrollo de dependencia, sino también porque puede producir grandes daños físicos y mentales, debido a las elevadas alcoholemias, que incluso pueden llegar al coma etílico. El riesgo se incrementa especialmente en adolescentes.
Otro grave problema es el de la exposición prenatal al alcohol, que produce devastadoras consecuencias, ya que el consumo de alcohol en mujeres embarazadas permanece estable en aproximadamente el 12 % y el consumo abusivo se encuentra en torno al 3 %.
¿Cómo afecta el alcohol a nuestro organismo?
El alcohol puede ser absorbido a lo largo de todo el sistema digestivo desde la boca hasta el recto, pero la mayor proporción lo hace en el intestino delgado (duodeno y yeyuno, por donde llega al hígado donde es metabolizado en su mayor parte), por lo que los daños que produce afectan a todos los órganos del mismo, pudiendo producir también malnutrición; además afecta al sistema circulatorio, al sistema hemático, al sistema nervioso central (produce cambios funcionales y anatómicos y trastornos neuropsiquiátricos), produce alteraciones endocrinas, metabólicas, dermatológicas, músculo-esqueléticas, síndrome alcohólico fetal (en hijos de mujeres alcohólicas) y es el causante de muchos tipos de cáncer.
La capacidad de metabolización del alcohol es menor en mujeres que en hombres (debido a dos factores, la mayor proporción de grasa corporal y la menor capacidad metabólica debido a la menor cantidad de la enzima que transforma el alcohol).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera bebedor de riesgo, quien sin ser necesariamente alcohólico, tiene un consumo tal que puede llegar a producirle problemas. Así se identifica a partir del número de unidades de 10 g de alcohol consumidas, a estas unidades se les llama unidad de bebida estándar (UBE).
Se considera bebedor de riesgo quien consume más de 28 UBE por semana en hombres o 17 UBE por semana en mujeres; o la ingestión de 5 UBE en una ocasión en hombres o de 4 UBE en una ocasión en mujeres.
El cuerpo tarda una hora en eliminar 1 UBE, si se han consumido 5 UBE se tardarán 5 horas en eliminar todo ese alcohol del organismo.
Consejos de salud:
Por todo lo expuesto anteriormente es fundamental detectar estas conductas de riesgo cuanto antes para hacer un diagnóstico lo antes posible y poder instaurar un tratamiento cuanto antes, para evitar llegar a grados mayores en los que se vea afectada toda la vida de la persona dependiente al alcohol (a nivel personal, social y laboral).
La dependencia alcohólica o alcoholismo es una patología (enfermedad) y como tal está considerada.
Por todo lo expuesto es importante conocer el consumo que realizamos de esta droga legal y saber valorar en que situación nos encontramos para poder actuar en consecuencia.
El farmacéutico, como agente de salud, puede ayudarle y orientarle sobre las dudas que le surjan al respecto y estamos cerca para asesorarle en cada caso lo más adecuado.
Autora: Mª Victoria Andreu Fauquet – Farmacéutica en Luceni (Zaragoza)