Desde la oficina de farmacia se puede ejercer un importante apoyo al paciente en la fase ambulatoria del tratamiento. El permanente contacto del farmacéutico comunitario con la población hace de la oficina de farmacia un centro privilegiado donde poder colaborar en la detección de personas de riesgo de padecer anorexia nerviosa, para encauzarlos adecuadamente, sin alarma ni proteccionismo, hacia su adecuado diagnóstico por parte de unidades clínicas especializadas.
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